El accidente del Concorde fue el principio del fin de un avión que representó a la perfección el lujo de una época. Viajar de Londres a Nueva York en poco más de tres horas, no estaba al alcance de cualquiera.
Lo ocurrido la tarde de este martes en el Aeropuerto de París-Charles de Gaulle con el Concorde de Air France, matrícula F-BTSC, que despegaba con destino a Nueva York-John F. Kennedy, cambiaría el rumbo de los vuelos supersónicos.
Lo ocurrido la tarde de este martes en el Aeropuerto de París-Charles de Gaulle con el Concorde de Air France, matrícula F-BTSC, que despegaba con destino a Nueva York-John F. Kennedy, cambiaría el rumbo de los vuelos supersónicos.
La aeronave alcanzaba una altitud de entre 15.000 y 18.000 metros (el techo de vuelo de un avión comercial se sitúa aproximadamente en los 12.000), lo que permitía observar la curvatura de la Tierra. Todo en su diseño estaba pensado para alcanzar la máxima velocidad posible. Su forma aerodinámica con el morro extremadamente alargado impedía, no obstante, la correcta visión de los pilotos durante el despegue o el aterrizaje, así que los ingenieros desarrollaron un morro que se inclinaría mediante un sistema hidráulico.
El Concorde fue el símbolo de una época. Símbolo de una clase que en este avión solo podía ser la primera: el precio por un billete de ida y vuelta a Nueva York alcanzaba los 9.000 dólares y el menú que se servía a bordo estaba diseñado por uno de los chef más importantes del momento, Alain Ducasse. Las rutas aéreas del Concorde eran frecuentadas por personalidades como Michael Jackson, Elton John, Elizabeth Taylor o Mick Jagger
El Accidente:
Al efectuar la maniobra de despegue, una de las ruedas del vuelo 4590 de Air France pasó por encima de una lámina de metal que se acababa de desprender de un avión de la compañía Continental Airlines, lo que hizo que el neumático estallara al momento. Un fragmento de la rueda impactó virulentamente contra el ala izquierda del Concorde, provocando un daño en el depósito de combustible. Éste empezó a derramarse sobre el ala, que entró en llamas.
Los motores comenzaron a perder potencia mientras el avión ardía. El piloto trató de hacer aterrizar la aeronave en el cercano aeropuerto de Le Bourget, pero antes de llegar se estrelló contra el hotel Hotelissimo, en el pequeño pueblo de Gonesse, a tan solo siete kilómetros de la pista de despegue.
Murieron los cien pasajeros y los nueve miembros de la tripulación, así como cuatro personas que se encontraban en el hotel, que quedó destruido casi por completo. En 2010 el Tribunal Francés de Pontoise declaró culpable a Continental Airlines de haber provocado el accidente.
Tan solo un año después de esta desgracia tuvieron lugar los atentados del 11 de septiembre de 2001, lo que hizo que la industria de la aviación en general cayese. Entre octubre y noviembre de 2003, tanto British Airways como Air France retiraron sus flotas de Concorde, aparcando para siempre el proyecto tras más de un cuarto de siglo de servicio.
La vuelta del Concorde hoy en día se antoja difícil. Al elevado coste que supone cada trayecto se suma la contaminación tanto ambiental como acústica que genera. De hecho, el ruido que hacía el estallido sónico era lo que le impedía hacer vuelos nacionales.
Fuente: Newtral
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